lunes, 3 de diciembre de 2007

Sus conciencias se tranquilizan mientras ellos se desvanecen

Sus conciencias se tranquilizan mientras ellos se desvanecen

Cientos son los visitantes que el hogar Don Orione recibe cada semana, y cientos son los que nunca mas regresan.

Por: Diego Miranda


Objetividad, profesionalidad y frialdad son las características que requiere en el día a día la enfermera jefe del hogar Don Orione de Antofagasta, Catalina Peralta, quien cada mañana se hace presente en el recinto, levantándose alrededor de las 7:00a.m., para dar cuidado medico a cientos de abuelos y niños enfermos.


La situación se torna grave cuando Catalina asume un rol que va mas allá de su profesionalismo, cuándo su calidad de enfermera pasa a segundo plano y su lado humano muestra sus características más fuertes e incontrolables. Son alrededor de las 9:00a.m. y Rodrigo, un niño que padece una deficiencia cardiaca, además de un retraso mental severo, sufre un ataque de epilepsia, el cual no había sido detectado hasta ese minuto, es en ese instante cuando la enfermera jefe junto a otras 2 colegas y un medico de turno luchan por salvarle la vida, pues la epilepsia acelera el ritmo cardiaco y eso es grave en un pequeño que padece de problemas cardiacos, la lucha por calmar los bruscos movimientos de el pequeño no cesan, pero el arduo trabajo tiene resultado y logran estabilizarlo, es aquí cuando Catalina fríamente expresa “ No es fácil estar bajo presión tantas horas al día, mas aún cuando se crean lazos inevitables con tus pacientes, lazos que te sacan de tu profesionalismo, pero es nuestra naturaleza, somos seres humanos”.


Cuando son las 10:30a.m. Catalina recibe a un grupo de estudiantes pertenecientes al liceo B-13, los cuales vienen a visitar a los ancianos y pequeños del hogar, pero estas visitas son esporádicas y por lo general nunca regresan los mismos alumnos, lo que entristece a Catalina, que explica “hay abuelos que asumen un rol paternal con los alumnos y forman una relación bastante intensa durante la hora en que los escolares están con ellos, lo que me entristece es que prometen regresar y rompen sus promesas”.


El compromiso que el hogar requiere es más que visitas esporádicas y alimentos no perecibles, pues los niños enfermos y ancianos sin hogares no son un instrumento para satisfacer el lado social de las personas, es así como Catalina deja en claro que la gran mayoría de los visitantes no concurren al recinto por iniciativa propia, es mas como una academia escolar que pretende mostrar a los apoderados el compromiso social que tiene el recinto educacional, transformando el dolor de la soledad en un negocio, o simplemente son visitantes curiosos que analizan a los enfermos como en una especie de zoológico o feria de fenómenos, en la cual solo importa comentar entre pasillos la deformidad física o enfermedad mental que el paciente tiene y este punto es el que mas deprime a un paciente, sentirse anormal y observado.

Alrededor de las 17:45 horas suena una de las alarmas, que algunos pacientes tienen a disposición en caso de alguna emergencia, y Catalina acude inmediatamente, pero no es una emergencia medica, es otro tipo de emergencia, don Alberto, un anciano que lleva en el hogar casi 3 años y que, de vez en cuando, hace sonar la alarma solo para sentirse acompañado, pues la mayoría de los visitantes no lo consideran por su dificultad para poder comunicarse, Catalina no puede hacer caso a la llamada, su labor no es acompañar a los pacientes, sino darles un tratamiento medico adecuado, aquí una vez mas choca su profesionalidad con su humanidad, prevaleciendo por el bien del hogar su profesionalidad.


Cuando son las 20:00 horas la enfermera Peralta termina su arduo trabajo con la comunidad del hogar y con voz firme dice “ya no soy la enfermera a cargo, ahora soy la Cata, y la verdad es que hay un gran numero de enfermos graves dentro del hogar, pero hay quienes padecen de una enfermedad que no tiene un tratamiento medico, esa enfermedad se llama soledad y es la que mas vidas toma, lo que mas me hiere es que de mi no depende la cura”

3 comentarios:

new_old dijo...

Me gusto el enfoque que le diste a tu crónica, mantuvo mi interes.

Suerte!

Paulina Contador

Alumnos de Periodismo UCN dijo...

wena diego muy buena noticia

sigue asi pk a los abuelos y enfermos de la cabeza nadie los quiere............

Francisco Gómez L.

Alumnos de Periodismo UCN dijo...

Muy buen escrito compadre, la verdad esta realidad no satisface a nadie como personas, porque ver como hay personas realmente "solas" da bastante pena, en cuanto a lo de los colegios considero que tienes razón, porque a fin de cuentas prometen volver y nunca más se les ve.
El relato mantuvo mi interés.

Sigue así. Saludos

Pablo Mamani Prado