lunes, 3 de diciembre de 2007

El estigma de vivir en un hogar de acogida

Abandono, reinserciones y los pasos de hogar en hogar de muchas adolescentes

El estigma de vivir en un hogar de acogida

La sociedad los quiere ayudar y los ayuda, pero para ellos no es un real aporte que les contribuya a salir del estigma de ser niños S.O.S., aunque muchos tienen las ganas de por fin, salir al mundo real.

Por Paulina Contador

Un pasillo amplio, al abrir la puerta un rayo de sol lo ilumina mostrando las paredes recién pintadas de color mostaza, y el olor a pintura fresca con colonia de guagua penetra en la nariz al entrar. Se oyen voces al final del pasillo, risas adolescentes, una canción de reggeton, y más de alguna voz cantándola.

La tía Patty, como todas la llaman, trabaja hace más de diez años en el Hogar Familiar “Ana Cruchaga”, dependiente del Hogar de Cristo. Este centro esta dedicado a la integración social y ayuda solidaria a niñas entre 14 a 18 años. “Aquí todas tienen su propio espacio, es como si fuéramos una familia, pero más numerosas y puras mujeres” (sic), comenta la tía Patty.

La mayor de todas las adolescentes que allí vive, es Alejandra, está próxima a cumplir sus 18 años. Acaba de salir de cuarto medio, y tendrá que entrar al mundo laboral; y lo peor, tendrá que irse del hogar. Vive desde los 14 años en el hogar familiar, más pequeña paso por distintas instituciones S.O.S. Nunca conoció a sus papás, sólo a su abuela paterna que suele visitarla los fines de semana llevándole ropa, algún dulce o accesorios de aseo. “Tengo miedo de irme, no conozco lo que es estar sola”, dice, mientras ordena su ropa en una pequeña cajonera tapizada de fotos de revistas.

El tener que partir del hogar, produce en Alejandra sentimientos contradictorios. Está aburrida de vivir de los demás y quiere independizarse, ha trabajado de empaquetadora y reponedora de alimentos en varios supermercados de la ciudad; para poder juntar dinero, pero todo se ha tornado cada vez más difícil. “Me da rabia, hay caleta de gente que viene a visitarnos, dejan un par de alimentos y otras cosas y se van, pero nadie realmente ayuda ofreciéndonos trabajo pa’ cuando tengamos que salir de acá” (sic) comenta con molestia. Tiene dos soluciones, pedir que la dejen un tiempo más hasta que encuentre un trabajo más estable o irse a vivir con su abuela paterna.

Mónica Pizarro, asistente social, asegura que la única ayuda que se los privados pueden entregar a estas fundaciones es sólo económico; ya que no le entrega seguridad a ellos que los jóvenes con problemas sociales se encuentren capacitados para desempeñarse en el área laboral, por falta de estudios o simplemente por su condición social.

En la misma pieza se encuentra “la Chica”, como le dicen todas, su nombre real es Lorena; tiene 16 años y vive hace un año en el “Ana Cruchaga”. Después de vivir toda su infancia y parte de su adolescencia en un hogar en donde existía violencia intrafamiliar. No le gusta hablar del tema, es un poco tímida y reservada. “la Chica” y Alejandra entablaron una relación de hermanas desde que se conocieron.”No quiero que se vaya, por qué siento que no la veré más, aunque ella me diga que no va a ser así”, dice casi riéndose.

Pero Alejandra sueña con poder ayudar a todas sus amigas que se encuentran en las mismas condiciones o próximas a salir, y tener que cambiar todo su mundo, al cual se han acostumbrado. Su relación estrecha con Lorena, la hace tener como meta llegar a ser asistente social, y entregar todas las soluciones que ella jamás ha visto.

El reggeton sigue, las risas no se detienen y los sueños de todas estas adolescentes crecen día a día. El olor a pintura quedará impregnado por mucho tiempo más, y el paso de muchas jóvenes con aroma a colonia de guagua no se detendrá, como tampoco lo harán las ganas de ser incluidas en la sociedad.

7 comentarios:

box_of_tears dijo...

Buenisimo me encato como se muestra la historia, desde lo que piensan ellos.
saludos

Francisco dijo...

Lo familiar me agrado desde la manera en que estaba contada la crónica, el punto de vista que le diste fue bueno pero me falto algo mas acogedor…. no se como algo aun mas fuerte, no se si era necesario. Felicidades buena redacción y tema.

shalom.ev.c dijo...

POLY: ME GUSTO MUCHO EL TEMA QUE ELEJISTE, ES MUY INTERESANTE SABER MAS SOBRE LA VIDA DE ADOLECENTES QUE HAN VIVIDO PRACTICAMENTE EN UN HOGAR, EN CUANDO A LO TECNICO DE LA CRONICA, PUEDO DECIR QUE ES DE FACIL LECTURA, QUIZAS UNO QUE OTRO ERROR DE ESOS QUE SE PASAN PERO BIEN, ME HUBIESE GUSTADO QUE PROFUNDIZARAS MAS EN LA VIDA DE ALEJANDRA Y DE LA CHICA PARA DARLE A TU CRONICA UN TOQUE MAS DE EMOCIONALIDAD O ALGO DE SENTIMENTALISMO, ESTE RECURSO ES MUY BUENO YA QUE MANTIEN L TENSION Y BRINDA MAYOR CERCANIA A QUIEN LO LEE.

DESPUES DE TODO ME GUSTO MUCHO

FELICITACIONES!!

ATTE

ELIZABETH VACA

Alumnos de Periodismo UCN dijo...

Hola poly, tu cronica me gusto harto tienes buena redacción el tema me llego, hiciste un buen reporteo. Te felicito!

Jime

Alumnos de Periodismo UCN dijo...

POLY:
ME HICISTE SENTIR COMO SI ESTUVIERA DENTRO DEL HOGAR,MUY BUENA TU CRÓNICA

FRANCISCA JACOB

PEC dijo...

En general me pareció un buen trabajo aunque debe seguir trabajando aspectos de forma y fondo. Sobre todo en el valor informativo que me queda claro cuál es, pero un poco se tiene que interpretar (cosa que no está bien para una crónica de tipo informativa)a partir de su título.

Como que al final me quedó un poco más claro el porqué estaban estigmatizadas, algo se insinúa pero debiera ser más explícito.
Los problemas de redacción se evidencian en este párrafo donde no se entiende qué quiso decir...

...Mónica Pizarro, asistente social, asegura que la única ayuda que se los privados pueden entregar a estas fundaciones es sólo económico; ya que no le entrega seguridad a ellos que los jóvenes con problemas sociales se encuentren capacitados...

PEC dijo...

Nota: 5,6