...COMERCIO SEXUAL...

La lujosa vida nocturna

La profesión más antigua del mundo, es cada día una opción más cotizada por las mujeres. La que permite costearse numerosos lujos. De esta forma, la clásica visión que se tenía de que sólo las mujeres de escasos recursos y educación la ejercían se ha roto por completo.

Por Constanza Caldera Pfeiffer

Son las siete de la tarde y “Marcela” (su apodo para esta ocasión) se prepara para partir a una jornada más de trabajo. Se delinea los ojos pronunciadamente, después de haber alisado su larga cabellera rubia platinada, ahora elige la ropa que utilizará esta noche. Su predilección más frecuente es vestir faldas ajustadas y bien cortas, de jeans si es posible, un peto negro o de color llamativo y un par de zapatos de taco bien alto, pues posee una estatura más bien pequeña.

Marcela (31) nació en Arica, y se dedica hace diez años al comercio sexual. Actualmente trabaja por las noches en el club nocturno “Chicas Bar” del centro de la ciudad. Su jornada laboral se inicia cercana a las nueve de la noche, permaneciendo en el local hasta las cinco de la mañana. Su trabajo específico es realizar bailes eróticos en el local, y tener relaciones sexuales con quien lo desee, mediante previo acuerdo económico con el cliente.

Relata que al salir del colegio, trabajó cerca de dos años como secretaria de un arquitecto en Arica, pero que decidió renunciar, ya que el sueldo era escaso, y aspiraba a poseer cuantiosos lujos. De esta forma, invitada por una de sus amigas, empezó trabajando en los clubs nocturnos de Arica y luego de Iquique.

Hace dos años que vive en Antofagasta, donde decidió asentarse pues los clientes poseen más dinero, recibiendo un sueldo aproximado de un millón y medio mensual.

La tarifa permanente por sus servicios es cercana a los sesenta mil pesos, eso sumado a su sueldo fijo en el local: diez mil pesos por noche, además de las propinas de los clientes.

La mujer expresa que gracias a este trabajo ha conocido muchos países, y vivido en Nueva York y Madrid, aclarando que todos estos lujos se los ha podido costear como dama de compañía de importantes empresarios locales e internacionales.

Durante el día Marcela dedica su tiempo a dormir, chatear por largas horas e ir al gimnasio, “mantenerse en forma” es esencial para su trabajo.

Actualmente vive en una pensión del sector sur de la ciudad, para guardar las apariencias, explicando que parte de sus ingresos los envía a su familia que vive en Arica.

“Decidí dedicarme a esto porque no tenía más opciones de surgir como quería, tuve una buena educación, pero nunca fui muy buena para estudiar, mi familia además no contaba con los recursos necesarios para enviarme a una buena universidad. Al llegar esta oferta de trabajo, opté inmediatamente por ella”, recalcó.

Hija de padres separados, confiesa que cuando niña siempre tuvo carencias de afecto y de dinero, como también que era muy “gansa” en el sentido de que no le gustaba salir a fiestas y temía conocer a hombres, pues se pensaba “patito feo”.

Causas

La sicóloga Romina Araya, plantea que las causas de ejercer la prostitución son muchas, pero que hay factores que influyen en algunas mujeres más que en otras.

“Si bien la principal razón de dedicarse al comercio sexual es la obtención de de recursos económicos para resolver situaciones de precariedad, una motivación bastante común es la falta de afectividad por parte de la familia, como también intentar superar los problemas de autoestima formados desde la niñez”, expresó.

De esta forma, las carencias de cariño durante la infancia, el haber perdido al padre, ser hija de padres separados, los malos tratos o una violación son factores que acrecientan el desarrollo de la prostitución en las jóvenes.

Araya agrega que es también común que mujeres de bajo perfil durante su época de escolaridad, busquen fama después de egresadas, pues anhelan poseer atención, lo cual resulta crucial en su inserción en el comercio sexual.

Un estudio realizado el año 2005 por la Universidad de Madrid mostró una nueva forma de prostituirse, es la llamada “prostitución prepago”, la cual es ejercida por mujeres que provienen de familias acomodadas y que sólo buscan un reconocimiento personal, entretención, placer o hasta el desafío de la moral.

Como vemos la prostitución hoy en día no sólo es realizada por personas que tienen carencias económicas sino que también pueden existir otros factores que fomenten la prostitución, por lo que el estrato social ya no es un determinante en el ejercicio de esta “profesión”.