A 3 LITROS POR HORA

A 3 LITROS POR HORA

Ya no se puede hablar de sólo jóvenes, porque en la actualidad hasta los niños están incluidos. Lo que queda claro es que el carrete nocturno ha cambiados, ahora hay un factor común, el indispensable y siempre bienvenido Sr. Alcohol, que no perdona ni tiempo ni lugar, hasta el recorrido de una micro puede ser una buena excusa para compartir un Ron o una cerveza.

Por: Madelyn Araya S.

Hoy es sábado, y el reloj ya marca casi las doce de la noche. El ambiente a carrete ya se empieza a preparar en el balneario el Huascar de Antofagasta. Las micros con dirección a éste, van llenas, no cabe ni un alfiler más. En su interior, una gama de persona de diferentes estilos y edades, un universo de extrañas identidades, gran parte de ellos son evidentes menores de edad que disfrutan de sus cervezas y cigarros en los asientos traseros, hacen lo que en el colectivo juvenil se le llama “La previa”, para luego bajarse “entonados” es decir, un poco ebrios y de esta forma llegar a su destino final, “Mojito pub discoteque”. Una de ellas es Alexia Ríos, quien además de contarle absolutamente a toda la micro su historia amorosa con el “taka”, su pololo, gracias a su agudo tono de voz, también comenta “Guardemos pa’ la disco mejor porque van a estar re caro el copete hoy día”, aludiendo a los 3 litros de “escudo” que compartía con sus amigos.

De pie, algunos Universitarios miran al sector de atrás con una mirada despectiva, agregando un bajo comentario ¡pokemones po!

Llegando a Mojito suena el timbre trasero, se bajan los “pokemones” y por consecuencia el escándalo que amerita aquella situación se hace presente, empujar y gritarles al resto de los pasajeros. La ingesta de alcohol ya provoca el primer efecto en ellos. Es en este momento cuando por fin en la micro ya circula un poco de aire fresco, se purificaba después de lo caliente, denso y toxico que estaba.

Junto a ellos, se bajan velozmente un grupo reducido y por la vestimenta “alternativa” que llevan como chaquetas negras y pantalones cuadrilles, delatan a los clientes frecuentes de la siguiente discoteque, la “Maquina”.

La micro sigue en su lento andar y pocos kilómetros faltan para llegar al conjunto de discoteques más populares del carrete nocturno, Ballarta para los más chicos, Vox para los universitarios, y Sótano para los treitones.
Al llegar Aquí la micro queda vacía, Don Ezequiel Flores, el chofer, cumple su recorrido y la guarda hasta las cinco de la mañana cuando la demanda será mucho más, pero no menos complicada.

Al bajarse los pasajeros, ahora carreteros se encuentran con una oferta muy variada, bar abierto, tragos a módicos precios o la renombrada “previa” antes de ir al perreo intenso. “Un carrete sin copete… no es carrete” apela Alfonso Alvarado, más conocido como el “muerto”, quien hace la fila para entrar a la Vox. “Hay que ahorrar la entrada, si acá con credencial de la U, pasay no má, el negocio es gastárselo en el bar”, añade.


Según la psicóloga Fabiola Miño especialista en los diferentes temas que abordan a los jóvenes actualmente, cree que la tendencia de los jóvenes al consumo excesivo de alcohol se debe a múltiples factores algunos de ellos como la carencia de momentos amenos con su entorno, la satisfacción de sentirse grandes (en el caso de los menores de edad), la inseguridad emocional, entre otros. Y considera que es un deber de las autoridades fiscalizar el consumo excesivo de alcohol, que hoy en día se ve más en los niños de 13 – 17 años.


Ya son las cinco en punto y las discoteques abren sus puertas y prenden las luces, la fiesta termino por hoy. Borrachos por doquier y peleas a mano armada es el panorama que a estas horas de la noche se puede apreciar.
Es hora de volver a la casa y Don Ezequiel, el chofer de la micro vuelve, a recoger a todos los esclavos del alcohol que lo único que necesitan es una buena cama para pasar la resaca.