domingo, 25 de noviembre de 2007

Las dos caras de un nacimiento

“Amar a un hijo y no tenerlo, tener un hijo y no desearlo”

Las dos caras de un nacimiento

La dramática experiencia de perder un hijo cuando es lo que más se ha deseado en la vida, y la desgarradora crueldad del abandono de menores; las dos caras de un nacimiento, realidades presentes en el Hospital Regional de Antofagasta.

Por: Elizabeth Vaca Carmona

A las nueve de la mañana, Maritza llegó de Santiago después de más de 20 horas de viaje. A pesar de su avanzada edad y su delicada condición de salud, como todos los años realiza el desgastador viaje para poder visitar en el Cementerio General de Antofagasta, a las dos personas que más a amado en su vida. Después de tomar desayuno en el mercado de la cuidad, llega al campo santo cargada con materiales, flores y sobre todo, con un corazón lleno de sentimientos encontrados.

El primero de noviembre es una de las fechas mas esperadas para Maritza Carrasco (59), ex funcionaria de la unidad de neonatología del Hospital Regional de Antofagasta. Como cada año, desde 1985 visita sagradamente en esta fecha a su primer y único hijo Juan Pablo, con el que sólo alcanzó a compartir un par de horas. Después de largos 9 meses de espera, y con el alma llena de ilusiones por la espera del primer hijo, Maritza recibió la noticia que cambio su vida para siempre, la llegada de su hijo no fue como soñaba, el pequeño solo vivió unas horas, las más hermosas de su vida como relata la ex funcionaria.

Tratando de reponerse de la irreparable pérdida de su hijo y de la separación de su marido, salió adelante con su vida, superó la depresión que por mucho tiempo la mantuvo en un profunda soledad, y se refugió en la labor que por años le permitió entregar todo el amor, cariño y preocupación que no puedo brindar a su propio hijo.

Durante sus años de trabajo como enfermera de la Unidad de Neonatología del Hospital Regional de Antofagasta, Maritza vivió un sinnúmero de experiencias que no olvidará. Señala que trabajar con niños recién nacidos es un desafió, mas aún cuando se tiene la experiencia de haber perdido un hijo, “es inevitable recordar sobre todo cuando ves lo injusta que es la vida”, afirma la emocionada mujer, mientras termina de pintar el nicho, en el que no solo yace su hijo Juan Pablo.

“Ángel: nacer y no ser deseado”

Maritza recuerda que el 9 de diciembre del año 1996, asistió el parto de una joven madre antofagastina menor de 18 años, la mujer dio a luz un varón, que al igual que su hijo nació con serios problemas de salud, una cardiopatía congénita y síndrome de Down, al día siguiente del parto, la joven tomo la drástica decisión de abandonarlo en el hospital.

El abandono de menores en el Hospital Regional de Antofagasta no es una situación aislada, en el caso de los recién nacidos, la mayoría de las veces son rechazados por sus madres por venir al mundo con problemas de salud, o a causa de la propia irresponsabilidad de éstas, ya que gran parte de los menores son hijos de mujeres jóvenes y fruto de embarazos no deseados.

También hay pequeños que han ingresado al hospital por distintas razones y sufren de igual manera el abandono de sus padres. Una vez que están en esta situación las cosas son complicadas, por lo general permanecen en el recinto durante largos periodos, ya que las instituciones del sename que deberían acogerlos en su mayoría se encuentran colapsadas, incluso en el caso que exista una posible adopción los trámites legales para que esta se concrete, requieren mucho tiempo y por lo general suelen ser engorrosos, lo que es un grave error ya que existen muchas familias que desean adoptar a estos niños, comenta Carlos Martínez, pediatra del centro asistencial de Antofagasta.

El caso revivió en Maritza la experiencia vivida con su propio hijo, lo que hizo que ésta tomara un cariño especial por el menor. A pesar que los pronósticos médicos indicaban que el recién nacido no viviría mucho tiempo, su vida se prolongo por dos meses. Durante este tiempo los funcionarios de la Unidad de Neonatología le tomaron mucho cariño, especialmente Maritza, quien pasaba la mayor parte de su horario de trabajo brindándole cuidados especiales y entregándole todo el afecto de madre que nunca le pudo dar a su propio hijo.

Antes que el pequeño falleciera, fue bautizado como “Ángel” en las dependencias del Hospital Regional, donde vivió durante toda su corta vida. La ex funcionaria de dicho establecimiento fue la madrina del menor y tras su muerte decidió sepultarlo junto a su hijo.

“Perder un hijo es algo muy doloroso, yo diría que el dolor más triste que una mujer puede sufrir en la vida, un hijo como venga al mundo hay que quererlo y amarlo sobre todas las cosas, por que ser madre es el regalo más preciado que te puede dar Dios; por eso para mi fue muy doloroso ver como esa niña dejó a “Ángel” a su suerte en el hospital”, se lamenta Maritza, con los ojos llenos de lágrimas, mientras pone en el nicho una nueva placa que lleva el nombre de los dos menores y en la que se destaca la frase; “siempre estarán en mi corazón, con amor para los tesoros de mi vida”.

Mientras guarda sus cosas para retirarse, se apena al tener que despedirse. Espera estar bien de salud para venir el próximo año a visitar a tus “tesoros” y que las condiciones económicas le permitan viajar como lo hace todos los años desde que se fue de Antofagasta, a causa de una avanzada artritis, que no le permitió seguir trabajando y tampoco seguir viviendo sola.

Ahora vive en Santiago en compañía de su única hermana, quien incondicionalmente ha cuidado de ella desde entonces.

5 comentarios:

PEC dijo...

Creo que mejoró bastante. Igual le hice unos arreglos en ortografía y redacción que debe comparar con su trabajo original. Lo que sí creo debe ser analizado para la entrega del C-05 es la extensión de la crónica que no debe ser más de 60 líneas.

Anónimo dijo...

Esta bien, parejita se podría decir.
Pero pille faltas de ortografía, de esas que siempre pasan, EL SOLO Y EL MAS !
Recuerda el solo sin acento en de soledad, el sólo es como decir solamente y es el que más se emplea.
ya eso
igual buena la crónica pero muy larga.

Alumnos de Periodismo UCN dijo...

Que emotiva tu crónica, de verdad, creo que tienes harto talento, que debes ir perfeccionando, pero solo son detalles que la práctica nos dará, me incluyo,bueno eso quería decirte, sigue así tan emotiva escribiendo, la gente engancha con estas historias. El valor informativo está preciso, ni tan abundante ni poco. Te felicito

Jimena Herrera

Alumnos de Periodismo UCN dijo...

Creo que al profe percy se le fue corregirte una palabra que dice asi "Espera estar bien de salud para venir el próximo año a visitar a TUS “tesoros”, ese tus creo que era por sus, tu cronica es muy emotiva es sin duda la que mas me ha gustado pero eso es subjetivo, de verdad me llegó mucho creo que supiste trabajar con la emoción del tema.

suerte!!!!!

Atte Dora

Walter Porcel B dijo...

Muy emotiva, el abandono, la enfermedad y la muerte, son temas muy fuertes, me gusto como los trataste, ya que, no abusaste de ellos, no hubo morbo alguno, la generalidad con la que trataste el tema de la enfermada, y de la experiencia de maritza cuidando a angel y como vivió su periodo de soledad y depresión fue muy acertada.
Felicitaciones, espero seguir leyendo